Voz Profética Introducida

Voz Profética

Palabra profética: He enviado videntes y profetas a la tierra para establecer mi reino y dar a luz mi voluntad, dice el Señor. Ellos hablarán solo mis palabras. Al igual que los que claman en el desierto, “preparen el camino del Señor”, prepararán el camino para la manifestación de los hijos de Dios.

Muchos desean saber cosas más allá de su propio pensamiento sin entender qué hacer.  Dios está haciendo algo nuevo al revelarse a sí mismo y hacer que las cosas conocidas vengan como si las fronteras sobrenaturales entre el cielo y la tierra se redefinieran.  Es su voz profética en aumento, y todas las naciones se verán afectadas por lo que está haciendo.  El propósito de este libro es explicar la voz profética para que la gente pueda entenderla y aplicarla adecuadamente.  Este primer capítulo introduce la voz profética.  Se presta especial atención a la profecía y al papel y la operación del profeta.

El reino de Dios es un reino profético construido sobre la base profética.  El reino está gobernado por el rey-profeta, Jesús, que se sienta en el trono del rey-profeta, David.  Todos los profetas desde el principio de los tiempos han predicho acerca de este profeta y su reino, porque el mensaje acerca de Jesús es la verdadera profecía inspirada por el Espíritu.  Moisés predijo acerca de Jesús, “El Señor su Dios levantará para ustedes, de entre sus propios hermanos, a un profeta como yo; presten atención a todo lo que les diga” (Hechos 3:22). Jesús no hace nada en su reino sin la participación de la voz profética.  La voz profética se está levantando para avanzar este reino.  Cuando los ciudadanos del reino entiendan el papel crucial de la voz profética, ellos profetizarán, intercederán proféticamente, adorarán proféticamente, y/o operarán en el ministerio profético como el Espíritu lo quiera.

La voz profética desempeña un papel crucial en el plan de Dios para madurar a los santos, pero ha sido rechazado frecuentemente debido a malentendidos y mal uso.  Muchos líderes se oponen a la voz profética porque podría cuestionar sus motivos, doctrinas y/o acciones.  El don profético ha sido mal usado por profetas inmaduros que no estaban equipados para usarlo apropiadamente y no estaban bajo autoridad con relaciones de apoyo.  A pesar de la oposición carnal, la voz profética se está haciendo más fuerte en la tierra hoy.  Es hora de que la gente de Dios entienda la voz profética y permita que tome su posición apropiada entre los dones ministeriales.

La voz profética tiene muchos componentes.  Los profétas hablan la voluntad de Dios en la tierra.  Ellos son el componente más obvio de la voz profética.  Los videntes pueden agruparse con los profetas, pero es útil reconocer que los videntes no operan como otros profetas.  Intercesores proféticos y salmistas proféticos desempeñan un papel importante en el avance del reino.  A través de la oración, los intercesores proféticos preparan el camino para que se realice la voluntad de Dios.  Ellos expulsan al mal y producen el reino.  Los salmistas proféticos cantan la voluntad de Dios.  Ellos conducen la procesión para entronizar al rey en los corazones de las personas.  Todos los creyentes pueden tener un papel directo en la voz profética porque todos pueden profetizar.  Muchos juegan un papel importante en la voz profética a través de su apoyo, ayuda y aliento, pero estos son demasiados para considerar a fondo.  Tanto el don de la profecía en los creyentes y el oficio del profeta se discuten a continuación.

Profecía

La profecía está inspirada por Dios, no por el hombre.  Es la expresión de pensamientos y palabras divinamente inspirados.  La profecía se proclama cuando las personas son guiadas por el Espíritu para hablar palabras que provienen de Dios (2 Pedro 1:21).  La profecía puede edificar, exhortar, y consolar (1 Corintios 14:3). 

La profecía es un don del Espíritu Santo y es dada por el Espíritu como él elija. Está lleno de la energía de Dios porque es el corazón del Padre hablado por una persona. Él derrama su energía y poder en ese recipiente para expresar sus palabras a la existencia.  El padre sobrenaturalmente dota a esa persona para dar su mensaje a la gente.  Cuando se da profecía, el movimiento comienza en el reino sobrenatural.  Un movimiento sobrenatural continúa mientras la gente reciba y actué según la profecía.  Si no se actúa sobre la profecía, se detiene el movimiento.

Este movimiento sobrenatural del Espíritu está ilustrado por la profecía de Eliseo a una viuda.  Eliseo le dijo a la viuda que pidiera prestadas muchas vasijas vacías a sus vecinos y luego las llenara de una vasija pequeña de aceite (2 Reyes 4:1-7).  Sus hijos recogieron muchas vasijas y ella milagrosamente las llenó con aceite, porque su aceite se multiplicó.  El aceite continuó fluyendo mientras hubiera recipientes vacíos en los que echar el aceite.  El aceite dejó de fluír cuando ya no habían más recipientes disponibles.  La viuda y sus hijos limitaron el flujo del Espíritu al no recoger más vasijas vacías.

Cada creyente puede profetizar, pero se necesita fe para profetizar.  Las personas creen que oyen un mensaje en el espíritu y comienzan a profetizar en voz alta.  Al salir con fe, pueden comenzar a profetizar sin conocer el mensaje completo confiando en que escuchan de Dios.  Los creyentes deben profetizar de acuerdo con la cantidad de fe que tienen (Romanos 12:6).  A medida que aumenta la fe de un creyente, se espera que profetice más a menudo y con mayor profundidad.

Aunque todos pueden profetizar, no todos son profetas (1 Corintios 12:29 y 14:31).  Como algunas cosas que vuelan no son aves (aviones y zancudos), algunas personas que profetizan no son profetas.  Cualquiera que sea llamado para ser profeta podrá profetizar.

Profetas

Un profeta está llamado a ser un profeta.  “Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones” (Jeremías 1:5).  El llamado de los profetas los diferencia de los demás.  Su autoridad y poder se eleva a mayores alturas que otros.

El oficio del profeta conlleva una gran responsabilidad porque un profeta habla por el Señor.  El Señor no permitirá que sus palabras sean contaminadas mezclándose con el pensamiento carnal.  Sus palabras son como una corriente de agua pura.  Palabras proféticas existen y tienen vida cuando se las habla.  Las palabras proféticas viajan a través de la atmósfera.  “El Señor envía su palabra a la tierra, y sus órdenes se cumplen de inmediato” (Salmos 147:15).  Las palabras viajan porque están siendo enviadas y tienen un destino.

“Envió su palabra, y los sanó” (Salmos 107:20).  El centurión que le dijo a Jesús que simplemente diera la palabra tenía gran fe (Mateo 8:5-13).  La autoridad de los profetas no radica en lo que hacen, sino en lo que hablan.  El Señor pronuncia su voz antes de su ejército:  las palabras de Dios llevan la autoridad para moverse.  La palabra profética puede ser un grito de guerra que significa que el ejército debe cargarse.